La resurrección de Jesucristo fue uno de los momentos más trascendentales de la historia. Al resucitar de entre los muertos para volver a la diestra del Padre, Jesús cumplió una parte vital del plan de Dios que tiene una importancia en la vida y el futuro de toda la humanidad. La muerte de Jesús es un hecho histórico, ciertamente sucedió.
Nuestra iglesia y nuestros ministerios necesitan la revelación del poder de la resurrección para proclamar el Reino con la demostración de ese poder y recoger la cosecha. Sobre todo, para que podamos ver nuestras ciudades y nación transformadas, restituidas al reino de Dios y a su diseño original.
¿Qué es el poder de la resurrección de Jesús?
- Por Su resurrección tenemos el acceso y la capacidad de portar el poder de Dios.
- La resurrección nos da la autoridad para sanar a los enfermos, echar fuera demonios, traer liberación a los cautivos, hacer milagros. (Marcos 16:17, 18)
- Es hacer efectivo el Reino de los cielos en la tierra.
- Esa potestad que tuvieron los apóstoles para poder predicar con denuedo (Hechos 4:33; 17:18) y provocar que muchos se vuelvan a los pies de Cristo.
Debemos quitarnos: falta de perdón, temor, cargas, morir todos los días al ego, a la carne, independencia, autosuficiencia, vida egoísta. Debemos crucificar el “yo”. (Juan 12:24, 25) y envolvernos del poder de la resurrección a través de tener una relación con Dios.
La resurrección de Jesús nos muestra:
- La derrota de Satanás. Esto también significa que Satanás tiene un nuevo estatus: está derrotado, desarmado y destruido. Cada vez que usted ve una sanidad, un milagro, un demonio expulsado, demuestra que el diablo ha sido derrotado.
- La primicia de la resurrección.
- La resurrección prueba la credibilidad de Jesús como hijo de Dios Altísimo y parte de la Trinidad.
- Su resurrección probó que la muerte está vencida. Jesús venció a la muerte.
- Su resurrección testifica el derrocamiento del reino de las tinieblas.
- El amor tan grande que Dios tiene para con la humanidad.
- Si morimos, seremos resucitados en el día que mande a llamar a su iglesia en el arrebatamiento, o sea, garantiza que Dios puede levantarnos de la muerte a la vida eterna.
- Convierte a Jesús en la actual cabeza viviente, de la Iglesia.
- La crucifixión y la resurrección demuestran poderosamente la misericordia y justicia de Dios.
CONCLUSIÓN:
La resurrección de Jesucristo es el ancla de toda esperanza que tenemos la humanidad (Hebreos 6:17-20). Debemos estar confiados plenamente en el Señor, que, aunque pasemos circunstancias adversas, que andemos en valle de sombras, de muerte, no temeremos mal alguno porque él estará con nosotros, siempre tiene una razón para defender a sus hijos y cuidarnos del mal.
