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Celebremos gozosos la muerte de nuestro Mesías, porque proclamamos su resurrección. ¡Él ha resucitado! ¡Él está a la diestra del Padre! ¡Él vendrá otra vez! ¡Él nos llevará consigo para gozar junto al Padre para siempre! La cruz consuma la expiación, pero no es el fin de la salvación. El fin de la salvación está en la resurrección corporal de Cristo y de cada uno de sus hijos.

Última mirada a la pascua.

Algunos aspectos adicionales con relación a la pascua y la Cena del Señor presentes en el último pasaje en el Nuevo Testamento asociado a la pascua cristiana, que es la Cena del Señor:  1 Corintios 11:26-29.

Como hemos visto, a lo largo de las Escrituras, la pascua y la cena son una celebración. En la cena y el domingo de resurrección celebramos al Salvador. Sin embargo, existe siempre un elemento sagrado y solemne.

Existe el dolor de la realidad presente del pecado. Tal como en el Antiguo Testamento celebraban primero comiendo pan de aflicción y hierbas amargas, símbolos de las angustias de Egipto, nosotros también llegamos al Domingo de Resurrección cargados con el dolor del mundo y de nuestro pecado.

Tal como nuestro Salvador anhelaba la comunión de la última cena con sus discípulos, Dios aún anhela nuestra comunión. Nuestro pecado cotidiano es un obstáculo autoimpuesto. ¡Cristo lo venció en la cruz! Y en cada celebración de la Cena del Señor nos exhorta a:

  • A arrepentirnos.
  • A venir, a comer, a recibir nuevamente la gracia del perdón que el pan y la copa simbolizan.

En la cena, nuestro Salvador está verdaderamente presente y aún nos ofrece su gracia. Solo necesitamos un corazón contrito y humillado.

De acuerdo con 1 Corintios 11:29 el tomar la cena indignamente, juicio traemos para nosotros, por esta manera, debemos de estar limpios de: envidias, enojos, orgullo, celos, contiendas, y un sin fin de sentimientos, emociones y circunstancias que nos alejan de tomar la cena dignamente.

¡Acerquémonos al Salvador! Él nos anhela en su presencia.

CONCLUSIÓN:
El Señor nos da una oportunidad más de comunicarnos con Él. Gracias a que Él dio su vida por nosotros (1Timoteo 2: 5, 6), podemos entrar ante el trono de la Gracia libremente y poder estar en su presencia.

El plan de Dios no era que el hombre se perdiera, pero a causa del pecado, el hombre rompió la relación vertical que tenía con el Padre. ¡No desperdiciemos esta nueva oportunidad de ser salvos por gracia!

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EL INCOMPARABLE AMOR DE DIOSREGOCIJÉMONOS EN TOMAR LA CENA DEL SEÑORDescarga el estudio >>https://templocristiano.org/incomparable-amor-de-dios-5/

Posted by Templo Cristiano de la Asambleas de Dios on Friday, April 10, 2020